En la mañana del 11 de abril de 2019, un pequeño grupo de investigadores se reunió en Sevilla para presentar sus investigaciones sobre privacidad y transparencia. En esa misma mañana, en Londres, media docena de hombres arrastraban a Julian Assange fuera de la Embajada de Ecuador para poner fin a un exilio de siete años del fundador de WikiLeaks.
No existe una relación de causa y efecto entre los dos acontecimientos, pero es fácil trazar una línea entre ellos. De un lado, un controvertido personaje que arriesga la vida denunciando gobiernos y empresas poderosas, y de otro, científicos que registran, preocupados, las transformaciones en los contornos de la intimidad humana. Hay un abismo de coraje entre los dos polos, pero un puente de cuerdas los une. Es un puente simbólico, vulnerable a los vientos y tormentas, que parece no poder soportar mucho más. Pero, como los puentes de verdad, resiste, y desafía la fuerza de la gravedad, el tiempo y el clima. Vamos a llamarlo puente de la privacidad.

Coordinador: Rogério Christofoletti

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